domingo, 6 de julio de 2008

A la sombra de tu exilio

Un nombre perdido ve crecer mis ojos

en la noche ingenua.

La juventud que no es, implora,
caricias reminiscentes.



Siempre me quieres confinar a tu exilio...
Al antiguo lugar del alma

Yo quiero anidar esas palabras
que pernoctan en la memoria
con el sonido de tu nombre.

Yaces cual efigie que
domina el silencio.

A mi nadie me enseñó a llorar
en la extensión de la noche.

Tu sonrisa me llama,
me pulveriza.

No vuelvas a ser sombra.
Regresa con tu rostro nómade
y tu piel de mapamundi.

Haz florecer tu silencio gris.

Así mi alma retorna a la noche tibia...