viernes, 13 de abril de 2018


Mi cabellera resignada a la hora del crepúsculo.

Te arrojas a mi noche de siglos de espera.

Estás en el centro mismo de la desventura.

Los relojes siguen vertiginosos su rumbo.

Las estaciones aceleran el vuelo de los pájaros,

Mi sueño se diluye.


Yo que daría por conocer tu nombre…


Ven a habitarme antes que naufrague.

Mi calle te espera, llena de espejismos

cada día recorro la tierra con tu huella.

Distante y próximo... en tu camino anónimo

todo hasta tí me conduce...


Espero en Atacama junto a la via lactea
 o en algun paraiso para amarte
y susurrarte algun mantra.
Me pierdo en templos para pedir a Dios
ser la amalgama de tu contorno.
No quiero mas silencios,
solo vocablos que recorran mis arterias
 y me sofoquen en la consagracion..
De madrugada abrir las puertas
al espejismo de las mareas
al velamen de mis vertebras...