Reza por mi musa
así la inspiración no se aturde.
Y me transporto a pérfidas lineas,
para engendrar mil voces.
Estribillos antes del insomnio.
Regurguito blasfemias
en el atrio del recuerdo.
De tus pasos sin voz.
Esas flechas en mi piel,
me congelan de ausencia
en ciclopes horas.
Me rehuso a escribir
la posdata que dejo en mi cuerpo
tu mano estéril.
¡Ay como extraño el eco de tu boca!
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