Te quitaron un pedazo de tu ser.
Cuna del amamantamiento.
Cuna del amor que te hizo temblar.
Corroído por fantasmas silenciosos.
Pero no perdiste la casa de la femeneidad.
Se mantiene intacta el alma.
El pecho de la maternidad.
Que abraza a todos los hijos.
Sigue tejiendo redes.
Cosiendo los retazos,
de tu vida gastada en siglos.
Con la fortaleza de tu ser cósmico.
No reproches el cuerpo fragmentado.
Camina hecha antorcha.
Segando el aire.
Con tus cabellos de risa y lágrima.
Huye como ráfaga al viento
Escapando al miedo,
del musgo transfigurado.
2007-09-10 01:50:33 71 lecturas en Escritorium.
Sed de ti que me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta tu vida se alza.
Ebria sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas.
Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos
En viaje hacia mis ojos, esperándote entonces.
Pablo Neruda
domingo, 2 de diciembre de 2007
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