El tiempo invisible
se robo la tarde.
Inmóviles las palabras.
Te alejaste sin querer
desterrada el alma,
a un territorio perdido.
Desbaratada la patria
por otro ideario.
El alfojar por ti regalado,
con tu nombre escrito a fuego,
aun abraza mi cuello.
El amor que me diste
esta conmigo
en todas las horas.
Mi tierra que es la tuya.
Te espera...
Para cultivar sueños.
2007-09-12 03:58:35 48 lecturas en Escritorium
Sed de ti que me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta tu vida se alza.
Ebria sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas.
Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos
En viaje hacia mis ojos, esperándote entonces.
Pablo Neruda
domingo, 2 de diciembre de 2007
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