Oh enamorado
que vamos por la vida separados
por geografía diferente.
De ardor estamos unidos.
Mi pubis azabache te espera
en la agonía estremecida.
En el supremo cansancio,
con tu cuerpo de labriego
ven a surcar mis entrañas.
Mis pechos son dos silencios
que tiemblan,
buscando tu boca.
Llena mi alma con tu sangre.
Dame la embriaguez inmensa,
en el rostro invisible de la noche.
En la germinación silenciosa
seré el beso ardiente.
2007-09-15 03:16:50 99 lecturas en Escritorium.
Sed de ti que me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta tu vida se alza.
Ebria sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas.
Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos
En viaje hacia mis ojos, esperándote entonces.
Pablo Neruda
lunes, 3 de diciembre de 2007
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