No quiero recordarte. Es el principio del vacío.
Como si te hubieras borrado por la lluvia.
Tu rostro oceánico revelo
El corazón que no tienes. Y
Te dispersas en estaciones gélidas.
¿Cómo se decía tu nombre?
Esa mano, esa alma ,esa noche tuya
Arrastra mis huesos. Mi cuerpo de duelo.
Cierro mis ojos. No gasto más el viento.
Ni palabras…
Con cosmética poesía naufraga.
Tus mentiras fúnebres
Solo riman con tristeza.
Desearía despojarme de la memoria vieja.
De anagramas perdidos.
Y
Extraerla de mi. Y no llorar funestamente.
Me deseo otra .Para no dormir en el reino de las cenizas.
Me disfrazo de cirio para iluminarme
Y desterrar la memoria que habita en mi alma.
2007-11-08 00:55:40 47 lecturas en Escritorium.
Sed de ti que me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta tu vida se alza.
Ebria sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas.
Hacia dónde, en las tardes que no vayan tus ojos
En viaje hacia mis ojos, esperándote entonces.
Pablo Neruda
lunes, 3 de diciembre de 2007
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